Rosa del Fenix.

Cuando ya no existan sueños, pesadillas,

solo la brusca realidad teñida del triste gris,

envueltos en lento perecer, envueltas en dulzona muerte

testigos de la rabia serán sus dueños, ¿dueños? ¡ladrones!

Consumidos por el silencio inmundo,

inmundo silencio pues más respuestas da la lengua inerte,

echo tu silencio, su silencio, silencio que abraza mi mundo, acompaña mi descanso,

dulce melodía.

Sueños desvaneciéndose en las grises sombras,

Volviendo al hogar, volviendo a su tierra,

Para dar luto al corazón, enterrado en tierra de ensueño

del corazón enterrado floreció una rosa, la rosa

tal rosa junto con mis sueños moría, junto con mis pesadillas florecía.

Moría, florecía, moría, asta que ardió. 

Llamas como cobras devoravan sus pétalos, destruían su tallo, reducían sus raíces a meras cenizas,

Así consumiendo la Rosa, Sueño y Corazón...